En Tecnigrado conocemos bien lo importante que es mantener y realizar un buen mantenimiento de instalaciones térmicas. De hecho, cualquier tipo de instalación ya sea pequeña o grande, necesita mantenimiento. Para aquellos edificios con calefacción central y ACS (Agua Caliente Sanitaria) necesitan un mantenimiento específico, proporcionando seguridad y un buen funcionamiento de los equipos.

Para realizar este mantenimiento, el Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios (RITE) contiene una instrucción técnica (IT3), la cual obliga a diseñar programas específicos de mantenimiento de las tareas necesarias, así como del procedimiento de documentación y archivos de cualquier actuación preventiva y reparación que tenga lugar en la instalación. Con ello se justifica cualquier intervención o modificación en la instalación y, a su vez, que cumpla con las exigencias establecidas en el mencionado RITE.

Como hemos comentado anteriormente, toda instalación térmica necesitará un plan de mantenimiento, siendo el primero de ellos el conocido como “plan de mantenimiento preventivo” o PMP.

El plan de mantenimiento preventivo para instalaciones térmicas

Para la configuración del PMP se debe tener en cuenta lo siguiente:

  1. Recopilación de información técnica: El conocimiento de una instalación térmica, sea cual sea suele ser básico. Es necesario realizar visitas, tantas como sea necesario, conocer cada parte de la instalación. También es esencial obtener toda la información técnica disponible.
  2. Inventario de la instalación: Una vez analizada la documentación técnica disponible, otro aspecto esencial para conocer bien la instalación es realizar un inventario. Con la finalidad de verificar que todos los equipos mencionados en la documentación existen en la instalación. Por ello, es necesario localizar e identificar los componentes con un “descriptivo técnico”.
  3. Cumplimiento de ficha técnica: De forma paralela y simultanea a la configuración del inventario, se realiza una ficha técnica, la cual debe contener, como mínimo:
  • Identificación del equipo en cada sistema y función.
  • Datos y características técnicas de cada elemento (datos del fabricante).
  • Componentes singulares que lo configuran.
  • Frecuencia de revisión que se le asigne, según fabricante, o bien, según los protocolos de mantenimiento que se le apliquen.
  • Características del estado en el que se encuentran los componentes de la instalación.
  1. Selección de gamas o protocolos: Para la identificación de estos protocolos específicos deberán revisarse las gamas genéricas, recogidas en la guía técnica de mantenimiento. Como complemento de los protocolos de revisiones de mantenimiento preventivo propuestos se deberán planificar las actuaciones de mantenimiento.
  2. Adaptaciones de intervenciones y frecuencias: Es previsible que, en una instalación real y concreta, no se utilicen algunos elementos que se incluyen en el Capítulo 4. Consecuentemente, los técnicos encargados de la confección del PMP específico deberán tomar las gamas genéricas propuestas como guía, y seleccionar y adaptar las tareas y sus frecuencias a las características necesarias de cada instalación.
  3. Planteamiento del servicio: Cumplimentando las fases anteriores, se puede tener un plan de mantenimiento, que constituye el soporte básico de un PMP.
  4. La determinación de tiempos de intervención, para ello, los técnicos deberán definir la dedicación de tiempo necesaria para cada trabajo, de forma unitaria, así como la categoría del personal de servicio que deba cumplimentarlo.
  5. Organización de los recursos técnicos: la organización de los recursos técnicos, humanos y materiales que se aplicarán a cada servicio deberá quedar reflejada en el PMP.

Estos son las actuaciones que se deben llevar a cabo para realizar un mantenimiento correcto de las instalaciones térmicas, y Tecnigrado con su experiencia desde hace 45 años en el sector puede ofrecer un mantenimiento eficaz y seguro.


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