En Tecnigrado nos ha picado la curiosidad así que en el presente artículo os daremos un poco de historia acerca de los sistemas de calefacción. ¿Desde cuándo tenemos este tipo de sistemas? ¿Qué métodos ha utilizado el ser humano durante siglos para calentarse? Subámonos al DeLorean­­­­ y viajemos al pasado.

Tal y como puede desprenderse de su propio nombre, los sistemas de calefacción hacen aumentar la temperatura de un espacio cerrado garantizando como objetivo principal el confort.

Evolución histórica de los sistemas de calefacción

El primer sistema de calefacción del cual se tiene constancia fue el fuego, junto con métodos como chimeneas, estufas de hierro fundido y calentadores alimentados por gas o electricidad. Estos sistemas se conocen como calefacción directa, donde la conversión de energía en calor se lleva a cabo en determinados puntos para calentar.

En la actualidad disponemos de sistemas indirectos de calefacción central. Consisten en la conversión de energía en calor tras una fuente externa, separada o ubicada dentro del espacio total a calentar. Esta energía (calor) se transporta en un medio fluido y por circuito cerrado.

Es curioso que la mayor parte de las culturas antiguas hayan utilizado métodos directos de calefacción, a excepción de los romanos y griegos. La madera fue el primer combustible empleado. Aunque el lugar donde necesitaban temperaturas moderadas como en la zona del Mediterráneo, Japón o China se utilizaba carbón vegetal.

La primera chimenea era una apertura en el techo, provocando así el esparcimiento del humo en todas las estancias. Pasaron varios siglos hasta que se construyó y diseño la chimenea tal y como la conocemos hoy fue construida. Apareció en Europa en el siglo XIII, eliminando el humo y redireccionándolos hacia el exterior de las estancias o lugares donde estuvieran situadas.

En 1744 Benjamin Franklin inventó un diseño mejorado de la estufa conocida popularmente como la estufa Franklin. Las estufas son menos derrochadoras de calor que las chimeneas ya que el calor del fuego es absorbida por las paredes de la estufa, calentando el aire de la estancia, en lugar de pasar por el conducto de la chimenea.

La calefacción indirecta o calefacción central parece haber sido inventada en la antigua Grecia. No obstante, fueron los romanos quienes se convirtieron en los maestros (ingenieros) de la calefacción con su sistema de hipocausto o suelo radiante romano; En bastantes edificios romanos, los pisos de mosaico estaban soportados por columnas debajo, creando un espacio de aire o conductos, situados en zonas centrales y así poder calentar todas las habitaciones.

Tenemos que trasladarnos hasta principios el siglo XIX, cuando vuelve a resurgir la calefacción central. Las calderas de carbón suministraban vapor caliente a las habitaciones mediante un sistema de circuito cerrado de radiadores de pie.

La calefacción central del siglo XX usaba aire o agua caliente como método de transporte de calor. El aire por conductos suplantó al vapor en EEUU, mientras que en el continente europeo el vapor fue sustituido por agua caliente como método de calefacción.

Actualmente, los sistemas de calefacción más utilizados alrededor del mundo para calentar espacios siguen siendo aquellos que emplean agua caliente o aire a través de sus conductos.


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